BPC es el acrónimo de Buenas Prácticas Clínicas, un conjunto de normas y procedimientos establecidos para prevenir fraudes y garantizar los derechos y la seguridad de los sujetos que participan en un ensayo clínico, conforme a los principios de la declaración de Helsinki.
Por otro lado, con el obligado cumplimiento de las buenas prácticas clínicas se puede garantizar la credibilidad de los datos obtenidos en los ensayos clínicos, puesto que son la base para determinar estadísticamente la fuerza o debilidad de cualquier hipótesis resultante de un estudio clínico.
La norma de la buena práctica clínica actual surge para prevenir errores y fraudes del pasado y añade un componente bioético de protección al paciente. No obstante, la BPC no aparece de la nada, sino que se inspira en otras normas anteriores, entre las que destacan las siguientes:
Todas estas normas son las precursoras de los actuales estándares que se utilizan en el mundo de la investigación clínica, y que se recogieron inicialmente en el primer documento de la ICH (International Council for Harmonisation of Technical Requirements for Pharmaceuticals for Human Use), , las conocidas ICH E6(R1) de 1996.
Actualmente está en vigor la ICH E6(R2), que fue aprobada en 2016 ofreciendo la visión más actualizada del tratamiento de la investigación clínica.
Cada país puede tener unas exigencias adicionales que refuercen el cumplimiento de las buenas prácticas clínicas. En el caso de España, el monitor también debe cumplir las siguientes obligaciones adicionales:
La buena práctica clínica o BPC surge con unos fines claros, que son evitar errores humanos en la medida de lo posible, junto con el fraude o la manipulación de los datos obtenidos y asegurar el cumplimiento de los derechos del paciente que se somete a un estudio clínico en todo momento, así como la confidencialidad de sus datos personales.
Así explicado puede parecer algo que se pueda asegurar con un buen protocolo y su seguimiento escrupuloso, pero hay muchas personas implicadas en un ensayo clínico, bases de datos, brechas en la seguridad informática y otros problemas que hacen necesaria la realización rutinaria de auditorías para asegurar que un ensayo se pueda dar por válido y que no se ha atentado contra los derechos de los sujetos de estudio implicados.
(*) En las auditorías obligatorias se revisan los siguientes puntos:
A nivel de los datos generados, cabe tener en cuenta que un estudio de investigación clínica puede llegar a generar cientos de miles de datos. Y estos datos son el punto de partida que nos dará información y conocimiento para determinar estadísticamente el nivel de seguridad y eficacia del medicamento que está en fase de investigación.
Debemos tener en cuenta que, tras la ingente cantidad de datos generada, el Informe Estadístico nos dará el resultado final de nuestra investigación clínica. Es decir, miles de datos resumidos en un informe con las conclusiones finales son los que nos van a permitir determinar cuán seguro y eficaz es nuestro producto.
Cabe pensar que, en el caso de obtener resultados no satisfactorios, la tentación de llegar a alterar los datos puede ser muy elevada, por lo que debemos disponer de medidas de control y revisión muy exhaustivas en todo el proceso, en la denominada cadena de custodia del dato.
En el proceso de la investigación clínica, intervienen diferentes actores, en diferentes etapas, organizaciones y cada uno de ellos con diferentes intereses. Todos ellos generan datos, otros los revisan, otros los evalúan.
En toda esta cadena de custodia, es fácil identificar puntos débiles en los que se puede llegar a comprometer de forma voluntaria o involuntaria la fidelidad de los datos. Es más, un estudio clínico con datos dudosos, no será admitido por el organismo competente ni por la comunidad científica, lo que supone un desprestigio claro para el sponsor que ha liderado el proyecto.
En este sentido, los conceptos de Data Integrity (ALCOA) juegan un papel fundamental en toda la cadena de custodia de los datos, y nos ofrecen un elenco de controles tecnológicos y procedimentales básicos para garantizar que los datos no son alterados de forma fraudulenta.
Para ello es primordial disponer de un flujo claro de los datos, etapas por las que pasan, sistemas informáticos implicados y procedimientos manuales así como las posibles brechas de seguridad. Para garantizar la Data Integrity será necesario incluir en la auditoría todos estos conceptos, y disponer de un análisis de riesgos como punto de partida, con los controles implementados para garantizar la integridad de toda la información.
Finalmente, debemos pensar que el factor humano es clave en el éxito de la investigación clínica, ya que es el elemento fundamental que garantiza que todo el proceso se ha realizado de forma objetiva, fiable y con el máximo rigor científico.
Por ello, todos los que intervenimos de forma directa o indirecta en estos procesos, debemos ser conocedores de los riesgos de nuestra actividad, cómo podemos afectar a la fiabilidad del ensayo, y qué controles debemos aplicar para garantizar toda la cadena de custodia del dato sin brechas.
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