En el mundo de los negocios es habitual llegar a acuerdos que permitan garantizar la confidencialidad de la información empresarial.
Las empresas tienen interés en proteger la información que intercambian con otras empresas o que se encuentra en manos de sus trabajadores, para evitar que acabe en manos de terceros y pueda ocasionar situaciones no beneficiosas.
Al redactar un acuerdo de confidencialidad se está protegiendo los intereses de una empresa o una persona, asegurando que la información que se recoge dentro de ese contrato no podrá ser revelada por parte de los firmantes del mismo.
Con los acuerdos de confidencialidad se asegura que tras terminar una relación laboral jurídica o comercial, no se pueda informar libremente de aspectos y datos relevantes para otra empresa.
Un acuerdo o contrato de confidencialidad NDA (non-disclosure agreements) es un documento donde se recogen una serie de condiciones y que tiene como fin garantizar que la información compartida entre las partes no sea comunicada o revelada a un tercero.
Son muchos los motivos por los que puede ser interesante firmar un contrato de confidencialidad para proteger la información e intereses de la empresa.
Al establecer una relación comercial con otra empresa o entidad se revelan secretos, protocolos de actuación, datos financieros, métricas, propiedad industrial, procedimientos propios y otro tipo de información sobre el modelo personalizado de negocio.
Por este motivo es importante firmar un acuerdo de confidencialidad que proteja toda esta información en caso que dicha relación comercial se rompa o concluya, estableciendo una seguridad jurídica.
Cuando se está negociando con posibles inversores, el contrato de confidencialidad es una herramienta importante para evitar robos o apropiación de ideas o modelos de negocio. A pesar de que en las primeras fases de negociación no es necesario firmar un acuerdo de confidencialidad, cuando se avanza y se comienza a revelar información importante lo mejor es recurrir a este tipo de acuerdos NDA (o un Term Sheet, documento que recoge un acuerdo comercial).
Otro de los principales usos de un acuerdo de confidencialidad se produce entre la empresa y sus trabajadores para garantizar que no se revelen secretos o información relevante sobre terceros.
A pesar de que tanto el Código Penal (hace referencia al deber de secreto y regula el delito de revelación de secretos), como la Ley de Protección de Datos (LOPD), el Reglamento europeo de Protección de Datos (RGPD) regulan la protección de los datos e información sensible, añadir una cláusula o acuerdo de confidencialidad con los empleados garantiza una protección de los intereses de la empresa y la Ley de Secretos Empresariales que tiene por objeto proteger cualquier información, relativa a cualquier ámbito de la empresa incluido el tecnológico, científico, industrial, comercial, organizativo o financiero que reúna los requisitos legales.
El contenido de un acuerdo de confidencialidad debe incluir seis partes fundamentales para que recoja todos los puntos importantes de este tipo de acuerdos:
En esta parte se recogerá la información de las personas o entidades que intervienen en el acuerdo de confidencialidad, compartirán información y se comprometen a mantener la confidencialidad y no revelar ningún dato a terceros.
El objetivo de un acuerdo de confidencialidad es el de proteger información para que no sea revelada a agentes externos. Por eso hay que indicar en el acuerdo qué información no se compartirá y cómo puede ser utilizada (es importante indicar cuál es el uso que puede darse de la información restringida).
Un acuerdo de confidencialidad debe tener una duración determinada, por lo que se debe incluir dentro del contrato el tiempo durante el cual no puede revelarse la información de la que es objeto el mismo.
El NDA debe incluir cuáles son las sanciones o penalizaciones en caso del incumplimiento del mismo. Estas sanciones deben ser justas y proporcionales con relación a los daños y perjuicios ocasionados por la revelación de la información. Se trata de una cláusula de carácter disuasorio para evitar que la ruptura del acuerdo quede impune.
En esta parte del contrato de confidencialidad se indicará qué causas hacen que se ponga fin a la vigencia del mismo, así como el marco legal que es aplicable al acuerdo.
El acuerdo de confidencialidad se concluye con la firma de las partes implicadas, dando su conformidad expresa sobre las condiciones y cláusulas del acuerdo.
El acuerdo de confidencialidad también puede recoger otras cláusulas que pueden ser interesantes según el tipo de relación comercial o el sector empresarial al que se pertenezca. Una cláusula de prohibición de cesión se puede incluir para evitar que ninguna de las partes pueda ceder los derechos y obligaciones del acuerdo de confidencialidad a un tercero.
Desde el siguiente enlace se puede acceder a un modelo de contrato de confidencialidad para empleados gratis, que puede servir de base para redactar un acuerdo personalizado a los intereses particulares de cada empresa.
Hemos visto qué es un acuerdo de confidencialidad, cuándo conviene firmarlo y de qué partes se compone. A la hora de redactar un acuerdo de confidencialidad es importante tener en cuenta algunos aspectos vitales como son:
La información que se puede incluir en un acuerdo de confidencialidad y que no puede ser divulgada puede hacer referencia a cualquiera de los ámbitos relativos a la empresa. Los secretos empresariales que suelen incluirse en acuerdos de confidencialidad suelen hacer referencia a:
La información que se incluye en un contrato de confidencialidad debe tener un valor comercial o que ofrezca un avance, mejora o ventaja competitiva al titular de la misma. No es habitual incluir en un acuerdo de este tipo información de dominio público o carente de interés o valor, ya que proteger esta información carece de sentido
En un acuerdo de confidencialidad se suele proteger la información de la empresa, que es la propietaria de los datos recogidos en el objeto del contrato. Sin embargo, en los acuerdos bilaterales que implican a dos empresas se puede recoger información de ambas organizaciones, por lo que el secreto de confidencialidad es en ambos sentidos, y el objeto del acuerdo tendrá información de ambas empresas.
Cuando se redacta un acuerdo de confidencialidad debe incluirse en el objeto del acuerdo, aparte de la información que no puede ser revelada, el uso que puede darse a dicha información. Es importante extenderse y especificar el uso que puede darse a la información para no crear situaciones delicadas donde un uso correcto de la información puede quedar bloqueado por el acuerdo de confidencialidad.
Un acuerdo de confidencialidad no puede ser indefinido, ya que desde el punto de vista jurídico no se ajusta a derecho. Ni siquiera las patentes industriales pueden ser registradas por tiempo indefinido. Por eso uno de los puntos que hay que incluir dentro del contrato de confidencialidad es un periodo de tiempo determinado, para dotar de confidencialidad a la información durante el mismo.
Dependiendo del contexto del acuerdo de confidencialidad firmado se diferencian dos tipos de contratos:
Acuerdo de confidencialidad unilateral
Este tipo de acuerdos con efectos unilaterales obligan solo a una parte a guardar confidencialidad sobre la información compartida, por ejemplo, las empresas utilizan este tipo de acuerdos con sus empleados para proteger secretos del negocio, carteras de clientes u otra información relevante.
Los contratos de confidencialidad con efecto bilateral obligan a ambas partes a guardar confidencialidad sobre los datos o información que se recojan en el acuerdo.
El acuerdo de confidencialidad es un documento de valor ante los tribunales de justicia, por lo que firmar este tipo de acuerdos confiere a las empresas un grado de protección sobre sus secretos e información empresarial trascendente.
El acuerdo de confidencialidad está regido por los acuerdos que contenga el documento firmado por las partes, por lo que es importante redactarlo de forma adecuada, incluyendo los principales puntos que se deben incluir, como las partes implicadas, el objeto del contrato, la duración, las penalizaciones, la resolución del acuerdo y por supuesto, la firma de las partes dando su conformidad a lo que recoge dicho acuerdo. El contrato de confidencialidad es una herramienta de gran utilidad en el día a día de las relaciones comerciales de la empresa.
Dado el carácter de este tipo de acuerdos, lo mejor es recibir un asesoramiento profesional a la hora de redactar un acuerdo de confidencialidad para garantizar que se realice de la forma correcta y tenga validez ante los tribunales.
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